jueves, 22 de noviembre de 2007

Pitrola-Zaffaroni, el debate sobre la criminalización de la protesta social

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Pacto social a la neuquina

Los métodos y objetivos del "pacto social" que impulsa el gobierno nacional con la CGT y la CTA acaban de ponerse al desnudo por parte de la conducción provincial de Aten.

A sabiendas de que el presupuesto 2008 no contempla un sólo peso de recomposición salarial para los trabajadores de la educación, buscaron la forma de amoldarse a la masa salarial que ofertó el gobierno para cerrar 2007 muy por detrás de la inflación, a la vez que bloquearon en las asambleas cualquier medida de lucha (aún la más tibia), asegurando el término del mandato de Sobisch (el fusilador de Carlos Fuentealba) con "paz social".

Mientras la "mesa de negociación" de octubre (compromiso del acta con que cerró la huelga de inicios del año) era ignorada por el gobierno para evitar que confluyera el reclamo salarial y eventuales medidas de los docentes con la huelga de los auxiliares de servicio y administrativos del CPE, la conducción de Aten dejó pasar todo ese mes sin definir una sola medida para el conjunto del sindicato.

Cuando la huelga de los auxiliares fue levantada tras obtener parte de los reclamos, el gobierno consideró que había llegado la hora de convocar a Aten y hacer una propuesta de "mejora" salarial. Tuvo la forma de una oferta global: 8 millones para que Aten decidiera cómo distribuirlos entre los 16.000 trabajadores de la educación.

Es decir, el gobierno puso el marco, los límites del reclamo, y la conducción de Aten elaboró una propuesta que se amoldó a esa cifra, aún a sabiendas que la miserable oferta del gobierno no cubría siquiera el pase al básico de todas las sumas "en negro" -el reclamo mayoritario de la base, como un primer paso a una recomposición salarial de fondo.

En complicidad con la conducción de Aten Capital (MIC-MST) y las conducciones azules y blancas de las seccionales del interior, llevaron a las asambleas "una propuesta" (que era de Aten, no del gobierno). No podían reconocer que esa "propuesta" salía de la propia conducción, dado que no recupera siquiera el poder adquisitivo perdido en los últimos meses.

Así, bajo el pretexto de que "es lo posible", lograron que la mayoría de las asambleas aceptara su "propuesta".

No de gusto los restos de la Celeste apoyaron fervorosamente esta política. Finalmente, no se sale del carril de Yasky.

Norberto E. Calducci

Cátedra Libre “En Defensa del Marxismo”

“90º ANIVERSARIO DE LA REVOLUCIÓN RUSA”

Conferencia a cargo de Pablo Rieznik (docente titular de la UBA, dirigente nacional del Partido Obrero)

Sábado 24 de noviembre - 17 hs

Sede Neuquén de la UNCo - Aula 106

Informes: endefensamarx_nqn@yahoo.com.ar

Organiza: Unión de Juventudes por el Socialismo — Partido Obrero

SEIS HORAS PARA CHOFERES Y TAXISTAS

Los legisladores de la Ciudad de Buenos Aires saben muy bien que la seguridad en el tránsito no está determinada por la ‘imprudencia’ de choferes de colectivos o de taxis, sino por un régimen de transporte público que privilegia el beneficio del capitalista y no la seguridad del público ni de sus trabajadores.

Saben que el régimen laboral de choferes y taxistas los agota y los destruye.

Así se lo han explicado sus asesores y así se encuentra establecido en la Comisión de Transporte.

Pero por razones de “política de Estado” decidieron hacer la de Blumberg y aplicar la mano dura a los trabajadores del volante.

Macri no va a debutar mejorando condiciones de trabajo y abandonando la demagogia de la seguridad.

No lo va a hacer tampoco la nueva Presidenta, que quiere inaugurar un pacto social que congele las condiciones de trabajo por todo su mandato.

La ‘razón de Estado’ ha sido invocada para justificar la alianza de macristas y kirchneristas.

Pero si eso los une, es entonces muy poco lo que los separa.

La seguridad en el tránsito depende de la calidad de las condiciones de trabajo de los que atienden esa seguridad.

Para eso es necesario que los trabajadores del volante cumplan jornadas que no excedan las seis horas, sin afectar el salario, y que puedan controlar las condiciones de las unidades que manejan y las condiciones en que lo hacen.

La ofensiva contra choferes y taxistas ha hecho saltar el verdadero problema: el régimen laboral.

No es un problema de la Ciudad, lo es de todo el país.

No ocurre solamente en el transporte, también vale para los fileteros de Mar del Plata, que trabajan en condiciones de insalubridad y en negro.

Vale también para los trabajadores del Casino —un fumadero flotante en la ribera del Plata.

La conquista de las seis horas en el transporte sería una revolución laboral y transformaría la calidad de vida de las grandes ciudades de Argentina.